¿Cómo crear el hábito de la lectura?

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Es muy probable que en algún momento de tu vida te hayas propuesto alcanzar el hábito de lectura. Sin embargo, ¿no te pasa que ese entusiasmo te dura máximo 2 semanas? Frecuentemente, solía empezar a leer con muchas ganas, pero no terminaba los libros que empezaba y terminaba frustrándome. Hoy, a pesar del trajín del día a día, puedo decir con mucho orgullo que leo mínimo 2 libros al mes y lo disfruto mucho. Y, cada año, me propongo 4 libros más que el año anterior.

Escribo este artículo porque creo que la lectura no solo es una aventura fascinante, sino también porque nos hace crecer como personas y, por ende, es una responsabilidad. Los consejos que voy a dar hoy se basan en el libro “Hábitos atómicos” de James Clear y también en mi propia experiencia.

Cambio de identidad

La creación de un hábito no es un cambio de conducta, sino un cambio de identidad. A veces, olvidamos que dialogamos constantemente con nosotros mismos. Para cada decisión se entabla una conversación entre “quien soy ahora” y “quien quiero ser mañana”. Eso parte de una verdad antropológica muy profunda: No solamente buscamos permanecer en el ser, sino también desplegarlo o desarrollarlo. En ese sentido, es clave que decidas antes quién quieres ser y ese será el principal motor de toda tu conducta: El ser antes que el hacer, siempre.

Solo tú tienes el poder de cambiar las creencias acerca de ti mismo y es clave que no solamente lo refuerces interiormente sino también hacia el exterior. Es muy distinto, por ejemplo, que cuando alguien te ofrezca un cigarro tú digas: “No gracias estoy tratando de dejar de fumar” a que tú digas: “No, gracias. No soy un fumador”. De la misma manera, exterioriza no la conducta de leer, si no transmite que eres lector.

Hazlo obvio

“Muchas personas piensan que les falta motivación cuando en realidad lo que les falta es claridad” (James Clear)

Después de conectar con tu identidad es importante que clarifiques el contexto en donde vas a desarrollar el hábito. Con contexto me refiero a poner por escrito el tiempo y el lugar donde vas a hacerlo. Por ejemplo: “Leeré 20 páginas todos los días antes de acostarme en la sala de estar”.

Además, es muy importante identificar no solamente el lugar y tiempo en donde desarrollarás el hábito, sino también el contexto en el que te encuentras como persona leyendo ese libro particular. Muchos de nosotros no leemos no porque no nos guste, sino porque no hemos encontrado un libro que responda a nuestro “aquí y ahora”. Tómate tu tiempo para escoger el libro que se adapte a tu experiencia de vida actual y no tengas miedo de cambiar de libro si es necesario. Para agregar entonces y completar el 100% de contexto podrías escribir algo así: “Leeré 20 páginas de este libro de negocios, porque quiero empezar un emprendimiento pronto. Este hábito lo haré todos los días antes de acostarme en la sala de estar”

Hazlo atractivo

“La expectativa de la recompensa -no su obtención- es lo que hace que nos pongamos en acción” (James Clear)

En este punto es clave entender cómo funciona nuestro cerebro y para eso pondré un ejemplo sencillo. Las personas que son ludópatas liberan dopamina no cuando experimentan el placer de ganar sino antes de hacer la apuesta.

En ese sentido, para poder hacer el hábito más atractivo, te recomiendo 2 cosas muy puntuales:

  1. Anticipa el hábito que quieres formar (en este caso, el hábito de lectura) a un hábito que hagas de manera constante y que te encante hacer. Por ejemplo, “después de leer 20 páginas, veré la serie de Netflix que tanto me gusta”.
  2. Rodéate de gente que pueda influenciar positivamente en ese hábito de lectura. Hoy, gracias a las redes sociales, puedes ubicar a esas personas más leídas y cultas que comparten contenido de valor para poder inspirarte y querer mejorar. No solamente puedes hacer eso de manera virtual, sino también con amigos(a) que comparten esa pasión.

Hazlo sencillo

A veces, nos apresuramos y creemos que vamos a tener ese hábito ya desarrollado cuando tomamos la decisión. Este literal es como un músculo que se entrena de a pocos. Si tú vas a un gimnasio y, de frente, empiezas a cargar mancuernas de 30 kg por brazo, es probable que, al día siguiente, te duela todo el cuerpo y no vuelvas (si es que no te lesionas, claro).

Para desarrollar un hábito, es importante que lo practiques poco a poco. Tu cerebro tiene que interpretar que es una acción sencilla de ejecutar. Deja de preocuparte en cuestionarte cuánto tiempo toma formar un hábito, enfócate más bien en la frecuencia del mismo. En la medida que vayas avanzando, podrás exigirte más. Empieza chico, pero empieza.

No solamente es importante proponerte metas alcanzables y sencillas, sino también mitigar todos los riesgos o resistencias que puedan surgir en el camino. A mí, por ejemplo, me ayudó mucho poner mi cargador de celular lejos de mi mesa de noche para poder reemplazar mi celular por un libro antes de dormir.

Hazlo satisfactorio

El placer es el mensajero más efectivo para convencer a nuestro cerebro que la conducta empleada vale la pena de ser recordada y repetida. Acuérdense siempre de esta regla: Recompensa = repetición y Castigo = Evasión.

Lo curioso de esto es que premiar un hábito bueno no es nada fácil. Los malos hábitos naturalmente tienen recompensas inmediatas, mientras que los buenos son más de largo plazo y las sentimos como sacrificios en el momento. Si tienes ganas de comer comida chatarra, créanme que comer una rica hamburguesa le dirá a tu cerebro que valió la pena y que hay que repetir esa acción pronto.

Es clave aquí buscar pensar en una recompensa inmediata, pero no cualquier recompensa, sino más bien algo que refuerce la identidad que quieres desarrollar. No sirve de nada que uno se esfuerce por ser más saludable y, después de hacer dieta toda la semana, se embuta todos los dulces posibles a manera de recompensa.

Para ponerles un ejemplo más aterrizado, en mi caso, para poder reforzar la identidad que quiero construir, cada vez que leo algo busco compartir en mis redes el aprendizaje (Instagram, Twitter o este medio). Al sentir una validación por el aporte, experimento una recompensa social inmediata que refuerza la identidad de ser lector.

Conclusión

Espero que estos 5 consejos hayan sido de utilidad y te permitan desarrollar el hábito de la lectura. Créanme que cuando empiecen a aplicarlos van a ver una gran diferencia. Sin embargo, para cualquier hábito, no olviden que todo está en quién eres y en quién quieres convertirte.

La base de todo está en la identidad.

Si te sirvió este pequeño aporte, te invito a compartirlo con otras personas que creas que lo necesitan.

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